ANTOLOGÍA POÉTICA – Ángela Camila Gutiérrez López

selección de escritos realizados en el área de Artística con el fin de insentivar y estimular la creatividad en las estudiantes. “Por que son incontables los viajes, los paisajes y las culturas que generosamente la imaginacion me ha permitido conocer”

Esta es una historia más. De esas que el mundo no conoce pero, debería…

15 de diciembre de 1954, nace Arthur Romanutti, un hombre simpático, generoso, todo el mundo lo admiraba por su gran alegría y satisfacción por la vida, tenía grandes capacidades artísticas y manuales, todo en él era fantástico excepto… que era sordo, no quiero decir con esto que tener discapacidad auditiva sea malo, pero tenía que vivir día a día con algunas interrogantes que no lo dejaban continuar con sus labores, ¿Cómo será escuchar la melodiosa sinfonía de aquel violín? , Se preguntaba cuando pasaba junto a la pequeña orquesta que reposaba en la calle principal de su amada Paris, ¿Por qué yo nací con esta discapacidad?, ¿Por qué no puedo escuchar? Estas y un sinfín de preguntas más le atormentaban cada día su mañana, en sus obras de arte reflejaba sus sentimientos, emociones y pasiones todo era así… hasta el 05 de septiembre de 1976.

“Incendio en el norte de parís afecta a 10 familias”, “36 heridos y 15 muertes en norte de Paris”.

Esta vez solo tuvo un interrogante que hacerse ¿Por qué?

 ¿Por qué su familia había muerto incinerada en un incendio que el puedo haber prevenido?,  ¿Por qué no escucho el grito de su madre cuando vio el fuego inundar la totalidad de su casa? No escucho a su madre pedir auxilio a gritos cuando vio el fuego candente que ardía en su casa porque estaba sordo, no salvo a su familia porque estaba sordo, no previno el incendio por que no escucho los gritos ¿Por qué?, Porque estaba sordo.

15 de septiembre de 1976,  pasaron exactamente diez días de la tragedia y Arthur seguía lamentándose y culpándose de la muerte de su familia, los Romanutti, una familia caracterizada por ser caritativa, que influía demasiado en la comunidad francesa, una familia llena de valores, una familia que murió en un incendio.

Arthur empezó a tener pesadillas de él quemándose entre enormes olas de fuego que emanaban del distinguido tapizado que tenía su casa, no podía seguir en ese lugar, los recuerdos y decepciones lo atormentaban en las noches, “dicen que el momento favorito del hombre es cuando el sol cae y la luna y las estrellas bajan a mecerlo en sus brazos hasta caer en sueños llenos de colores, yo en cambio…  desearía que mis noches se convirtieran en días, la luna en el sol, las estrellas en nubes y mis sueños llenos de pesares y sustancias inflamables en sueños de mil colores”.

Decidió iniciar una nueva etapa alejado de malos recuerdos y malas experiencias en Venecia, Italia. Arthur no sabía italiano y lógicamente por más que supiera hablarlo… recordemos que tenía una discapacidad auditiva, llegó a la ciudad y lo primero que hizo fue admirar su hermosa vista. No entendía como pero le fascinaba ver a las persona tocar el violín le parecía lo más espectacular, aunque no lo escuchara sus movimientos lo hacían verse tan… artístico. Hacía ya varias semanas en las que Arthur no pintaba ni una pieza de sus grandes y reconocidas obras de arte, por más que quisiera hacerlo no podía por eso huyo a Venecia a recuperar su imaginación, su inspiración.

Ya habían pasado 4 horas en las que había vagado por toda la plaza principal intentando idear algo para comunicarse con las personas y que lo entendieran, necesitaba encontrar un hotel cuanto antes. Entonces… le surgió un idea un poco descabellada, saco de su maletín algunas hojas de papel, observo a su alrededor detenidamente a la persona con la que iba interactuar, identificó a una mujer que no aparentaba más de veinte años. Se acercó a ella tratando en lo posible de no incomodarla. Apoyó la hoja de papel en su tabla de dibujo y empezó a dibujar lo que necesitaba encontrar, un hotel.

La mujer lo miraba desconcertada ante tal acto, estaba bocetando como si de un dibujo para un ángel se tratase, su mano se movía de un lado al otro hasta que por fin consiguió lo que en el dibujo que esperaba. La chica lo miro y entendió a la perfección. Con una serie de símbolos, Arthur, le había tratado de explicar por medio de un dibujo con absoluta coherencia, que era sordo y que necesitaba hospedarse en un hotel, la chica no dudo en asentir y hacer un gesto con su mano levantando el dedo pulgar, dándole a entender que lo guiaría, cogió su pequeño maletín del suelo con una peculiar forma.

 al llegar encontró un hotel con precios accesibles y buen hospedamiento. En este se estaba hospedando también aquella chica puesto que estaban haciendo algunos arreglos en su edifico a causa de una remodelación. Ella le hizo señas para que subieran, cuando ya habían hecho el papeleo y registro en el hotel, lo condujo a un cuarto demasiado grande en la terraza cuando entro… se sorprendió con lo que sus ojos vieron. Un cuarto lleno de fotografías era un laboratorio de fotografía, empezó a observar detenidamente el lugar y se asombró con los magníficos momentos que el lente de la majestuosa cámara había capturado, cogió rápidamente una hoja empezó a bocetar unos símbolos para que esta le entendiera que estaba totalmente asombrado y fascinado.

17 de octubre de 1976, llevaba ya 1 mes en Venecia cada día aprendía de su cultura de sus comidas siempre acompañado de su amiga; de quien descubrió que su nombre era Annie Blancharde. Esta le contó por medio de dibujos y pequeños fragmentos escritos de palabras que sabía en francés, era una mujer muy dedicada a su pasión, la fotografía. El la miraba como lo más hermoso que han visto sus ojos.

19  de noviembre 1976, Arthur había rentado un apartamento en el mismo edificio que Annie, esta se puso más que feliz, se le ocurrió la idea de llevar a Arthur a la plaza y que pintara en vivo y en directo pues algo le parecía raro, que bocetara y dibujara perfectamente, que siempre tuviera botes de pinturas y pinceles, pero nunca lo había visto tomando un lienzo y olvidándose de todo y solo preocupándose en llenar ese pequeño cuadro blanco, así fue. Arthur no solo pinto de nuevo después de meses y meses de dejarlo atrás por malos momentos, sino descubrió algo más lindo. Annie, Annie era su inspiración, empezó a pintarla cada que tenía oportunidad, se dio cuenta que no solo la miraba como una amiga, la amaba, Arthur amaba a su musa, y Annie amaba a Arthur los dos eran su complemento. Con un poco de resistencia Arthur accedió a que Annie lo llevara a un grupo de personas con discapacidades auditivas para que aprendiera el lenguaje de señas que se daba en Italia.

15 de diciembre de 1976, era el cumpleaños de Arthur uno de los pintores más reconocidos en todo Europa, todas sus obras eran inspiradas en su amada Annie, en sus fotografías, y los lugares en las que capturaba los momentos con sus lentes todo para Arthur en su vida estaba de maravilla.

No, esta no fue una historia con una dama en peligro y un príncipe que la salva.

 Si, esta fue una historia de un artista sordo, sin inspiración a causa de una de las mayores tragedias que marcó su vida; pero es rescatado un día por su musa, una mujer que ama el arte tanto como el, que lo inspira con tan solo ver la curva que hacen sus labios al sonreír, la musa que le hizo ver el mundo de nuevo lleno de sueños de mil colores.

ANGELA CAMILA GUTIERREZ LOPEZ